La pérdida económica y quedar mal ante el cliente por realizar un trabajo deficiente son dos de los grandes temores de toda industria, incluso en aspectos de cuchillería.
Sin lugar a dudas, un mal corte puede arruinar un trabajo. Por eso, además de contar con buena cuchillería en su maquinaria, se hace necesario conservar las cuchillas de las diferentes maquinarias.
Para ello, se aplican ciertos tipos de ceras o parafinas que además conservarán la limpieza de las cuchillas. Esta acción se ha utilizado casi desde el origen en el sector de la cuchillería.
En el mercado actual existen productos específicos para realizar esta actividad de manera correcta. Es muy conveniente consultar a los profesionales del sector para que los productos se adecúen a las necesidades de las herramientas. Y es que, cuando se corta material con una parte autoadhesiva, es recomendable aplicar productos aislantes entre el adhesivo y la cuchilla.
Las varillas, al igual que las cuchillas, deben cuidarse en todo momento para evitar mellas. Y es que las varillas son una parte importantísima a la hora de realizar un corte. Recomendamos que siempre que se realice el afilado o recambio de la cuchilla se haga el de la varilla. Siempre será mejor que realicemos un cambio de varilla en lugar de uno de cuchilla.
Los procesos de afilado de cuchillas los realizamos de manera conjunta en forma automática y manual y, además, es imprescindible para conservar el buen estado.
Inicialmente, montamos la cuchilla y permitimos que produzca rebaba. Después, realizamos el pulido del chanfle para terminar así el proceso de levantamiento de filo manualmente (cortar la rebaba con una piedra) y terminar utilizando el asentador con piedras para el terminado. De esta manera, obtenemos una cuchilla perfectamente afilada.
Además del correcto afilado, contar con una amplia cuchillería industrial es esencial para poder realizar diferentes tipos de cortes en materiales. Por las condiciones de trabajo, los cortes tienen que ser especialmente sofisticados, ya que se enfrentan a una resistencia muy importante. Y, además, es necesario contar con una buena precisión en el corte. Por estas características del trabajo, es más que necesario que dominemos dos conceptos claves: el de dureza y el de tenacidad.
La pesadez y resistencia de muchos de los materiales que tendrán que cortar las cuchillas hace que sea imprescindible conocer su dureza. Esta se mide en la escala Rockwell C. No es del todo exacta, pero sí que da una visión muy aproximada y suficiente del desgaste que experimenta la cuchilla industrial, de manera que se pueda calcular con éxito si podemos o no cortar determinado material.
Cuanto mayor sea el número que se tenga en esta escala, un mayor espacio de vida útil se le asigna a la cuchilla, que podrá seguir trabajando por más tiempo.
En este caso, existen varios criterios y estándares con los que dar cuenta de la tenacidad, pero sucede algo similar que con la dureza, su cuantificación resulta bastante imprecisa. El más común es el TSR, que quiere decir fortaleza de ruptura transversal.
El principal inconveniente entre la tenacidad y la dureza es que son inversamente proporcionales. Es decir: cuanta más dureza tenga una pieza de corte, menor TSR tendrá, por lo que sufrirá una mayor debilidad de ruptura transversal.
Por tanto, elegir la cuchillería adecuada pasaría por contar con profesionales que puedan estudiar y comprender las necesidades de corte que se requieren, la resistencia del material y las posibilidades que existen para elegir entre diferentes modelos. Tratando de mantener el equilibrio idóneo entre la dureza y la tenacidad.
En Rectificados Mayer somos especialistas en cuchillería y podemos asesorarle con tal de cumplir con sus necesidades.